ARANCHA GOYENECHE

TÍTULO DE LA OBRA: La luz de los sentidos (2022)

TÉCNICA: Pintura acrílica en spray (sin gas).

Bio Narrativa

Arancha Goyeneche (Santander, 1967) es licenciada en Bellas Artes por la Universidad del País Vaco. Su obra, en la que reinterpreta la pintura como materia artística, utiliza materiales tradicionalmente ajenos a esta disciplina, sobre todo provenientes del mundo industrial, como vinilo adhesivo, pvc, fotografía, fluorescentes o proyecciones, entre otros.

Ha realizado exposiciones individuales en el Museo Nacional de Altamira, Museo de escultura Antón en Candás (Asturias), Museo Barjola, Museo de Arte de Santander, El Brocense, CAB, Palacio de Revillagigedo o el Palacete del Embarcadero. En 2019-2020 su exposición Lugares compartidos itineró por las distintas sedes del Instituto Cervantes en Marruecos: Marrakech, Fez, Casablanca, Tánger, Tetuán. En 2019 ganó la Beca de Investigación y Producción de Rambleta (Valencia), realizando la instalación Oasis y Desierto para la sala de exposiciones.

Su obra se encuentra representada en colecciones públicas y privadas, destacando Colección Norte del Gobierno de Cantabria, Fundación Botín, Colección de pintura L’Oréal, Unicaja, Parlamento de Cantabria, el Museo de Arte de Santander, Ministerio de Asuntos Sociales, Universidad Complutense de Madrid, Casyc, Cámara de Comercio de Santander, Junta de Castilla-La Mancha, Colección Caja Burgos, Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, Diputación de Cáceres, Cajastur, DA2 Salamanca, Colección Olor Visual de Ernesto Ventós, Colección Los Bragales, Tranche, Lafuente…

En 2020 recibió el Premio de Artes Plásticas de Cantabria. Actualmente trabaja con las galerías Siboney (Santander), Set Spai d´art (Valencia) y Llamazares (Gijón) con las que ha estado presente en Arco, Estampa, Volta Basel, SWAB, Drawing Room Lisboa y Pinta Miami.

www.aranchagoyeneche.com

Inspiración

Una de las influencias que hemos recibido de la cultura islámica es la importancia que tienen los patios, con sus bellos y armónicos diseños, lo que sin duda ha contribuido a ampliar nuestra percepción sensorial mediante imágenes muy especiales, sonidos, sabores y olores.

En un patio todo está intencionadamente cuidado. El agua es el elemento central que corre por las canalizaciones, acequias y fuentes, cuyo sonido trae calma y serenidad, ambas reforzadas por el canto de los pájaros. Una profusa vegetación llena los espacios de color y frescura para completar el hechizo. A toda esta deliciosa y festiva experiencia destinada a los sentidos, no le pueden faltar los destellos que proporciona la cerámica vidriada. Mosaicos brillantes en las paredes, que al reflejar la luz producen una atmósfera más luminosa, y pavimentos diseñados para aprovechar los escasos rayos de luz que atraviesan el follaje, o los efectos de los reflejos del agua sobre la azulejería.

Precisamente estas interconexiones culturales entre Marruecos y el sur de España y, los efectos sensoriales que percibimos en estos espacios comunes, son el germen de mi intervención para el diseño del vestido que fusiona la chilaba tradicional marroquí con el vestido de flamenca propio de Andalucía. En mi propuesta, el colorido difuso de las distintas vegetaciones que crecen en los patios y la luz son los protagonistas esenciales. La elección del color y su ordenación por todo el vestido no es casual. Hay una asimetría plástica entre la parte frontal, sobre la que hay una mayor variedad de color que sugiere la frondosidad propia de la vegetación, y la trasera en donde una luminosidad más etérea cobra mayor importancia. Las mangas diseñadas en forma de volantes evocan ramilletes de flores colgantes, por lo que están tratadas con diferentes tonalidades.

La técnica que he elegido para llevar a cabo este trabajo ha sido una variedad de colores de pintura acrílica en spray (sin gas) que me permite espolvorear aleatoriamente gotitas de pigmentos sobre la superficie de la tela y así enfatizar el efecto atmosférico y espontáneo de la vegetación y la luz.

Foto: Luis Malibrán